CAPÍTULO 25

Suspirando, me dispuse a guardar mi teléfono, pero volvió a vibrar. Mi estómago dio un vuelco. William estaba llamando. Llevábamos dos semanas en nuestro romance, y sentía mariposas cada vez que veía su nombre en la pantalla.

Inmediatamente me puse el teléfono en la oreja.

—Hola, ¿dónde estás? —pre...

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