CAPÍTULO 41

—Eres para mí, Sarah. Tu cuerpo, tu coño, tu alma.

Deslicé mi mano alrededor de ella, presionando mis dedos en su coño. La estaba provocando. No tocaba su clítoris en absoluto. Solo rozaba la piel sensible a su alrededor mientras empujaba mi polla dentro y fuera de ella.

Ella jadeó, mirándome por...

Inicia sesión y continúa leyendo