Capítulo 3
Me subí al coche y conduje hasta mi estudio porque cuando tenía mucha inspiración necesitaba pintar. Mi nueva colección tenía que ver con el universo y una parte erótica de las almas. Tenía hasta agosto para terminar la colección que iba a estar en el Museo de Arte Moderno de Estambul. Pero no podía dejar de pensar en la conversación con Khan y cómo se comportó conmigo. Tomé mi celular y comencé a escribir en el chat de las “reinas”, que eran mis cinco mejores amigas: Lisa, Zoe, Zafirah, Marina y Silvina. Y les dije:
—Hola chicas, ¿cómo están? ¿Qué cuentan? ¿Cuándo nos vamos a ver?
Luego dejé el celular y volví al trabajo. Puse música de Alejandro Sanz, que me inspiraba mucho. “¿Quién me va a entregar sus emociones, quién me va a pedir que nunca la abandone?”, sonaba la música mientras el timbre de mi estudio sonó.
Era un chico con un enorme ramo de flores rojas y una tarjeta. Tomé las flores, agradecí al chico y leí la tarjeta que decía: “No puedo esperar para verte”, Atte. Khan. Me sorprendió. Había sentido el impulso de besarlo, pero me parecía muy fuera de lugar de mi parte, no quería que pensara que era cualquiera. Además, él había ido a entregar las pinturas. Cerré la puerta y fui a la cocina a buscar un jarrón y poner las hermosas flores de oxalis en él. Sabía que eran raras y fascinantes por su color. Pensé que era un detalle hermoso. En la tarjeta estaba el número de Khan.
Marqué el número y lo llamé. Me contestó. Por suerte no podía ver mi cara. Estaba roja como un tomate.
—Hola Khan, ¿cómo estás? Gracias por las hermosas flores que me enviaste.
—De nada, Jamila. Es un placer habértelas enviado. He estado pensando mucho en ti.
—Lo mismo me pasa a mí, señor Khan.
Me preguntó si podía recogerme en mi apartamento a las 8:00 p.m. y le dije que sí. No le pregunté a dónde íbamos, quería ver si me sorprendía. Le di la dirección y nos despedimos. Repinté a una mujer sentada sobre el universo y a su alrededor estaban todos los planetas.
Ya eran las 6 de la tarde, dejé todo mi estudio en orden, tomé el coche y fui al apartamento para prepararme para la cita. Dejé el coche en el garaje y tomé el ascensor hasta mi piso, abrí mi apartamento y lo primero que hice fue elegir qué ponerme entre dos vestidos. Me decidí por el vestido asimétrico que era azul en degradado y sandalias plateadas. También elegí un lindo conjunto de lencería blanca, un sujetador y tanga Marvel porque el vestido era ajustado.
Fui a bañarme, me afeité las piernas y las axilas y me enjaboné, masajeando cada parte de mi cuerpo. Luego me sequé y fui a pintarme las uñas de las manos y los pies de color púrpura. Me hice una pequeña trenza en el cabello y me puse una diadema en forma de orquídea. Me puse la ropa interior y luego el vestido y las sandalias plateadas. Tomé mi celular, les dije a las chicas “Hoy es mi noche con un bombón” y guardé el celular en mi pequeño bolso negro, las llaves del apartamento y un lápiz labial rojo. Ya eran las 7:50 p.m. y faltaba poco para que Khan viniera a recogerme. Mi celular sonó antes de salir. Empecé a revisar el chat de las chicas. Lisa había escrito que estaba ocupada con la boda y dónde la iba a tener y su vestido. Zoe dijo que estaba saliendo del trabajo y que iba a ver a un chico nuevo. Les dije que iba a salir con Khan, que era un cliente. Las otras chicas no respondieron nada, debían estar ocupadas.
En ese momento, sonó el timbre del apartamento, abrí la puerta y era Khan. Estaba guapísimo con un traje gris y una camisa blanca con una corbata gris con rayas púrpuras, tenía una sonrisa perfecta y me encantaba cómo olía su perfume, creo que era un Dolce Gabbana. Yo me había puesto uno de mis perfumes favoritos de Carolina Herrera. Lo saludé con un beso en la mejilla y él me sostuvo la mano hasta que bajamos por el ascensor de mi edificio.
Cuando salimos, estaba esperando la limusina, él me abrió la puerta como un verdadero caballero y se sentó a mi lado. Estaba un poco nerviosa y no sabía a dónde íbamos. Dentro del coche, me dio una copa de champán y seguimos hablando sobre la vida. Cuando le pregunté dónde íbamos a cenar, Khan me dijo que íbamos a la ciudad de Pamukkale en helicóptero. Me sorprendió porque hacía muchos años que no iba a esa ciudad y especialmente me encantaban las ruinas de Hierápolis, que eran espectaculares. Khan me preguntó cómo había comenzado en las artes plásticas. Le conté que desde pequeña hacía manualidades y pintaba arte abstracto. Estuvimos hablando a través de los auriculares del helicóptero. En un momento, me puse muy nerviosa y él me agarró la mano y se acercó y yo lo dejé. Seguí mirando sus ojos y sus labios y no pude más, me acerqué para darle un beso apasionado, él abrió la boca y comenzamos a jugar con nuestras lenguas. No podía creer lo que había hecho, pero me gustó hacerlo.
Después de unos minutos, separamos nuestras bocas. Y sin querer miré hacia abajo y vi su miembro erecto a través de sus pantalones. Tuve que mirar hacia arriba porque ya estaba muy mojada. Él lo notó y le gustó. Dio la orden al piloto de subir la ventana en la parte trasera para que pudiéramos tener privacidad. Le dije que no quería que pensara mal de mí y le dije que soy un poco impulsiva. Que había querido besarlo desde la última vez y que me gustó mucho.
