Capítulo 5
Me puse un pijama de seda rosa y unas bragas del mismo color. No me había dado cuenta de que Khan me estaba observando mientras me vestía y que ya estaba sentado en la cama. Me acerqué a la cama y me acosté. Él se acercó y me abrazó. Me parecía muy romántico.
Me susurró al oído que estábamos haciendo la famosa “cucharita” y que no quería que terminara este día tan especial. Mañana volveríamos a Estambul porque todos tenían que trabajar y gracias a este viaje se me habían ocurrido ideas para mi colección de pinturas.
Mis ojos se cerraron y me quedé dormida. Nos levantamos muy temprano. Era jueves. Nos vestimos y desayunamos y el helicóptero ya nos estaba esperando. Khan me dio la mano para ayudarme a subir y me senté. Él se sentó a mi lado, me agarró la mano, pero antes de abrocharse el cinturón se acercó y me besó.
Volvió a su asiento y se abrochó el cinturón. Encendí mi celular y tenía muchos mensajes en el chat de las “perras” y un mensaje de Francisco, que ya estaba en Francia. Les dije en el chat de mis amigas que luego les contaría con más detalle sobre mi cita y le dije a Francisco “espero que estés bien”. La verdad es que ya no me interesaba saber nada más de él, él estaba en otra ciudad y en otro contexto y yo también, feliz con Khan y mis proyectos.
Khan comenzó a decirle al piloto, cuyo nombre era Eitan, que era hora de despegar. En un momento ya estábamos en el cielo, las nubes y el sol eran espectaculares, lo que no me había dado cuenta era que el helicóptero era azul marino y tenía algo escrito en plata.
No sé por qué siempre me ponía nerviosa en los aviones o en cualquier cosa que volara. Khan estaba masajeando mi mano. Khan me preguntó por los auriculares del helicóptero si podíamos seguir viéndonos. Le dije que me encantaría y vi una pequeña sonrisa en su rostro.
¿Qué me estaba pasando con Khan?, me pregunté. Podría ser la persona que había estado buscando durante tanto tiempo. Después de un largo viaje, llegamos al helipuerto del edificio de Khan, el piloto se bajó, abrió la puerta para nosotros, me ayudó a bajar y, finalmente, Khan bajó y agradeció a Eitan.
Entramos al ascensor y comenzamos a bajar. El helipuerto estaba en el piso 31. Khan me agarró la mano y me besó y luego me jaló hacia él y me besó apasionadamente. Llegamos a la planta baja y el chofer de Khan ya me estaba esperando. Nos besamos de nuevo y me dijo que me llamaría más tarde.
Me subí a la limusina y le pedí al chofer que me dejara en mi apartamento. Llegamos unos minutos después, el chofer se bajó del auto y me abrió la puerta y le agradecí.
Entré a mi edificio, saludé al encargado, tomé el ascensor y abrí la puerta. Lo primero que hice fue quitarme las bailarinas, ir a la cocina y abrir el refrigerador, sacar una botella de jugo de manzana y servirme un vaso.
Luego, cargué mi celular que casi no tenía batería y abrí el chat de las perras y resumí un poco de todo lo que había pasado con Khan en nuestra aventura. Lisa fue una de las que respondió y nos preguntó si podíamos ir a la prueba del vestido de novia y a la prueba de nuestros vestidos de damas de honor el miércoles de la semana siguiente.
—Le dije que me parecía bien, que programara la cita para mí y luego me diera la dirección y la hora. Silvina respondió, dijo que estaba feliz de que me lo hubiera pasado bien en mi cita con Khan y que también iba a estar presente en la prueba.
—Zoe respondió: “Me parece perfecto que disfrutes de tu cuerpo y sí amiga, voy a ir a la prueba. Cuenta conmigo”.
—Zafirah respondió: “Estoy en Roma ahora mismo y luego voy a Venecia. Cuando regrese a Estambul haré la prueba”.
Por su parte, Marina dijo que estaba en el trabajo, muy aburrida, pero que se apuntaba para la prueba. Dejé mi celular cargando y fui a cambiarme de ropa para ponerme algo más cómodo e ir a mi estudio a seguir pintando.
Me puse unos jeans rotos y una camiseta de Guns and Roses y unas converse rosas. Estaba muy feliz y satisfecha. Me peiné y me hice una trenza, ya que era más fácil. Me puse manteca de cacao en los labios y mi perfume favorito. Agarré mis llaves y mi celular y cerré la puerta. Pedí el ascensor y bajé.
Me despedí del encargado y caminé hacia mi estudio. Quería capturar la ciudad de Hierápolis en una pintura porque es muy impresionante cuando estás allí y la energía que tiene. Abrí la puerta de mi estudio, dejé mi cartera y llaves en la mesa. Me puse la bata, agarré los pinceles y el lienzo que iba a usar y los colores que necesitaba.
Empecé con el cielo estrellado que me había gustado mucho y la luna. Luego hice el suelo de tierra con piedras y formé Hierápolis. Puse dos gatos alrededor y en una parte puse las aguas termales.
Me quedé admirando mi obra, que aún le faltaban algunos detalles y colores, y me senté en el suelo pensando. Ya tenía 10 pinturas para mi exposición y aún me faltaban unas 5 más.
Le envié un mensaje a Khan, fui a la cocina y me hice un té al que le añadí un poco de limón y edulcorante.
Tomé mi celular, busqué el número de Khan y le escribí:
“Hola Khan, gracias por todo ayer. Fue un lindo gesto de tu parte y muy considerado. Me encantó.”
En ese momento vi que leyó el mensaje y me respondió:
“Gracias por permitirme disfrutar de ti. Actualmente estoy en una reunión. Cuando termine te llamo.”
Le respondí que estaba en mi estudio pintando. Cerré el teléfono, tenía que pensar en qué iba a regalarle a Lisa y Kadri para su boda. También no sabía con quién iba a ir porque no sabía cómo iban a ir las cosas con Khan.
Tomé otro lienzo, primero dibujé el sol y luego lo pinté con amarillo, naranja, rojo, azul y violeta. En el medio, la silueta de un hombre y una mujer que me gustaba pintar de negro.
Recordé que había hecho té, tomé la taza y comencé a beberlo.
Mientras tanto, revisé mi agenda y me di cuenta de que tenía que hablar con la curadora del museo donde iba a exponer y enviarle fotos de todas las pinturas que había hecho.
Le envié un correo electrónico con las fotos y la llamé.
Hablamos un rato y me explicó que, una semana antes de la exposición, tenía que llevar las pinturas para que pudieran ser dispuestas en cada sala.
