Capítulo 122

La culpa tiene garras, y se metió dentro de mí y se quedó. Como algo pudriéndose en mis costillas. Estaba encorvado en un sucio reservado de bar, ya había terminado mi primera botella. El whisky no ayudaba, solo calentaba los bordes de todo lo malo.

Aurora había estado aquí hace veinte minutos. Se ...

Inicia sesión y continúa leyendo