Capítulo 32

El agarre de Raymond en mi muñeca se intensificó mientras me arrastraba hacia un rincón apartado cerca del fondo del salón. La luz parpadeante de las velas proyectaba sombras duras en su rostro, acentuando la furia en sus ojos.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —exigió, finalmente soltándome...

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