Capítulo 38

Una semana después de la cita de Giana, regresé a mi pequeña oficina para encontrar que mis pertenencias habían sido movidas una vez más—esta vez a lo que no era más que un armario de limpieza, sin ventana y con apenas espacio para un escritorio pequeño. El mensaje era inconfundible: mi posición est...

Inicia sesión y continúa leyendo