Capítulo 25 Ella era su luz

Ernesto Duarte

Ernesto me recostó con suavidad sobre la cama, como si yo fuera algo delicado.

Su cuerpo se acomodó sobre el mío y sus labios buscaron los míos con hambre.

Nos besamos de nuevo, lento al principio, luego más profundo… su lengua acariciaba la mía con precisión, con una sensualidad que...

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