Capítulo 60 Incierto

Karla Duarte

Entrar a la mansión fue como entrar a una postal de revista: ventanales altísimos, luz cálida y ese aroma a madera y mar que lo hacía todo más acogedor. No pude evitar sonreír al ver a Sara, estaba preciosa con su pareo, y la abracé con fuerza, casi como si fuera mi hermana de sangre.

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