El cordero y el lobo

Mi estómago se retuerce y otra ola de calambres me golpea mientras Drogar sigue golpeando la puerta. Su voz ya no es reconocible como ningún tipo de sonido humano audible, sino más bien algo profundamente salvaje y desequilibrado. La pesada puerta se mantiene firme, pero el pensamiento de cuánto tie...

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