La primera vez

Los platos yacían abandonados en la mesa de noche, mientras Ayris rozaba su pulgar contra mi mejilla sonrojada. Sentía mi respiración entrecortada, mi cuerpo ardiendo, deseando por él, de una manera que nunca había sentido con nadie. Ambas manos callosas de Ayris envolvieron mi mandíbula y cuello ...

Inicia sesión y continúa leyendo