Capítulo 8 El ser más despreciable

Maskyn la busca, pero la perdió entre la multitud. Él sonríe con malicia y lleva los dedos con los que había tocado la parte prohibida de la chica y los huele, para luego llevarlos a su boca y lamer.

—La condena sabe bien, pero tendré que volver a tenerla. Sé que vendrás por qué estos relojes no los vas a perder

Maskyn se ríe maliciosamente mientras observa los relojes costosos. Camina hacia la barra y pide un trago, bebe, saca un cigarro y lo lleva a su boca. Iba a sacar su encendedor cuando alguien coloca su encendedor en su cigarro. Fuma y este se prender perfectamente. Sus ojos se fijan en esa chica.

Expulsó el humo en la cara de la chica, haciéndola irritar, pero ella no demuestra esa emoción como tal.

—Vaya, la ladrona volvió—, musito Maskyn sarcástico.

—Mira, imbécil, no tengo paciencia para aguantarte—, dijo ella y revisó los ojos.

—¿Yo te dije que volvieras?—, pregunta Maskyn con una voz despreciable.

La chica arquea una ceja.

—¡Devuelve lo que tienes, es mío!

—¡Ups, qué miedo! ¡Pero te jodes, querida, tuyo no es! Es robado—

—¿Cuál es tu problema, acaso eres el Dios salvador de todos?

—No. De hecho, nadie se compara a él. Somos unos malditos pecadores. Pero veo que lo necesitas. Quizás si abres tus piernas y me dejas, de pregunta para ver lo que tienes entre tus piernas—, dijo Maskyn dándole una mirada perversa.

—¿A dónde?—, pregunta ella sin rodeos.

—Vamos a la zona VIP, pero tú camina primero. No confío en ti

—Y yo menos en ti. Me robaste

—Ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de Perdón. Según dice el dicho

—Ahora muy sabio—, rodea los ojos rabiosa.

—Descuida, Dakota. Yo te bajo tu temperamento

Ella se pone roja de la ira. Llegan a la zona VIP y Maskyn abre la puerta donde su amigo Fabricio está haciendo un trío con las dos chicas. Dakota inmediatamente voltea su rostro para no mirar aquella escena.

Maskyn se ríe por la reacción de ella.

—Vamos a otro lugar

Ella asiente con un mal genio y lo sigue hasta la salida.

—Eres insoportable. Sabes que lo que haces es extorsión—, ella se cruza de brazos.

—De hecho, soy todo, nena. Pero lo que yo quiera, lo tengo al precio que sea. Yo no te estoy obligando. ¿O sí?

—Eres el ser más despreciable que he conocido en mi vida

—Gracias por el cumplido

—Ahora vamos al callejón

—¿Vas a abusar de mí allí?

—No. De hecho, tú vas a pedirme que lo haga

—Presumido de mierda

—Cuida tu boquita. No tolero que nadie me hable de esa manera

Ella hace silencio y sigue a Maskyn. Llegan al callejón y él la acorrala en la fría pared. Pega su rostro al de ella, donde la respiración se siente.

—¿Eres una impostora? ¿Una ladrona profesional?

—Y a ti, qué te importa

Maskyn sonríe y luego pega más su cuerpo al de ella, siente los latidos del corazón de Dakota.

—No te tengo miedo. Si eso es lo que quieres provocar en mí. Con peores tipos como tú me he tocado en la vida

—No creo. Sabes que soy el tipo más guapo que te ha tocado, y que con solo ese toque, encendí en ti una pasión infernal. Así que a lo que venimos, suplica que te haga mía aquí en este callejón. ¿No crees que sería un lindo recuerdo?

—Eres un infeliz. ¡Te desprecio!

—No, no, no... esas no son las palabras, Dakota. Si no eres obediente, no tengo de otra más que lanzar estos relojes a la alcantarilla. Por cierto, son caros. Nada más uno vale alrededor de 87 mil dólares. Pobre el dueño estará muriéndose en este momento

Dakota fija su mirada en la alcantarilla.

—Para hacerlo más fascinante, contaré en retroceso hasta llegar al uno. Si no lo escucho de tus dulces labios, esto caerá y no podrás encontrarlo. Tú perderás esta fortuna, pero yo—, sonrisa maliciosa—, puedo conseguir otra mujer y ya... 5, 4, 3, 2...

—Hazme tuya—, dijo Dakota cerrando los ojos.

Maskyn, sonriente, se acerca a ella y besa sus fríos labios que después se vuelven calientes por el intenso beso. Luego baja a su cuello y observa cómo ella medio abre su boca para jadear. Maskyn prosigue hasta el escote de su camisa para pasar la lengua por medio de sus pechos y mira cómo sus pezones se ponen duros otra vez.

Con su mano, abre paso y mete los relojes en el medio de los pechos de Dakota, que bien grandes son. Ella, al sentir el frío de los relojes, abre los ojos par en par.

Maskyn ya se había alejado a unos pasos de ella, se marchó, le dio la espalda para seguir su camino victorioso. Dejando a la chica sorprendida.

Maskyn vuelve a entrar a la zona VIP en busca de Fabricio y allí está, que no puede más.

—Eso era todo...

Maskyn lanza otro fajo de billetes encima de la mesa.

—Buen trabajo

—Llámame cuando quieras, papasito— dice la rubia.

Mientras que la otra chica, con esa mirada inocente, observa a Maskyn.

—Vamos, Fabricio

—Sí, parce

Fabricio está ebrio. Maskyn no saca de allí.

—¿A dónde vamos?

—A mi departamento. La pasaste bien

—Cómo nunca, gracias, hermano

—Tomaste de más. Vamos, sube a la moto. Tampoco te voy a cargar

Maskyn prende la moto, haciendo sonar ese perfecto sonido rugir de la moto, llamando la atención de muchos, incluso la mirada de Dakota.

Fabricio se sube a la moto y Maskyn arranca, pasando por el lado de la chica. Él se burla de ella y otra vez, del pequeño espejo, ve cómo ella le saca el dedo de la mitad.

Maskyn deja a Fabricio en el departamento y este queda rendido de una vez, dormido.

—Pinche hey, no aguantas—, dice Maskyn al ver a su amigo y luego se queda pensando por un momento.

No lo pudo evitar. Sale del departamento y busca su auto. Porque está haciendo mucho frío para ir ya en moto, además el clima no está muy bien que digamos.

Maskyn se marcha para calmar su deseo.

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