Capítulo 28

—¡Cuidado! —dijo Lawrence, tirando de Alberta hacia atrás.

—¡Oye, ten cuidado! —Roderick se aferró a su pierna. Sus ojos aún estaban rojos, pero parecía más alegre después de hablar con su familia por teléfono.

—Está bien —respondió Alberta, pellizcando su mejilla y sonriendo a Lawrence.

Era ágil...

Inicia sesión y continúa leyendo