8

Dentro de la sala de tortura, James temblaba, pero se negaba a ceder.

Mantenía la esperanza de que su tío realmente hubiera respondido esa llamada del oficial.

Tenía la nariz rota y la sangre le salía a borbotones de la boca y el oído.

Con sangre aún en la boca, escupió a Henry.

—¿Cómo te atreve...

Inicia sesión y continúa leyendo