Capítulo 321 Peón a empeño

Los ojos de Quincy se iluminaron, y por alguna razón, su corazón comenzó a latir con fuerza por este oponente maltrecho.

Chester se quedó allí como una montaña inamovible.

—¡Chester! —murmuró Quincy, tensando su cuerpo.

—Apuesto a que no esperabas que aún estuviera en pie, ¿eh? —dijo Chester, vis...

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