Capítulo 43 Camiones pesados rugientes

Howard Clark bajó los binoculares, una expresión pensativa brillando en sus ojos.

Era el hombre de voz nasal, un mercenario que aceptaba dinero para hacer el trabajo sucio de otros, un criminal despiadado sin principios.

Corrió rápidamente en la armería, escapando al tejado del laboratorio antes d...

Inicia sesión y continúa leyendo