Capítulo 20

El amanecer en Roma traía consigo un aire fresco cargado de presagios. En el balcón del hotel, David se paseaba con el teléfono en la mano, ensayando mentalmente las palabras. Había marcado ya el número de sus padres, pero no apretaba el botón de llamada.

Inspiró profundo, se pasó una mano por ...

Inicia sesión y continúa leyendo