Capítulo 2 capitulo 2

—Quiero que vayas ahora mismo a hacer lo que te he ordenado.

—Si señora.

La joven avanzo por las escaleras a toda prisa mientras que Kristine la ve de soslayo alejarse. La pelirroja niega y luego lleva la mirada hacia arriba.

—Esto es increíble —comienza a subir los peldaños de las escaleras.

Margot frunce el ceño al mirar a la señora Kristine subir las escaleras, aprieta los puños y luego sigue avanzando.

—Estúpida mujer…

[…]

Lukas abandona la habitación justo cuando ve a Kristine caminar hacia él con el ceño fruncido y expresión de pocos.

—No creas que te queda muy bonito lo que estás haciendo con la sirvienta, Lukas.

—¿Piensas darme un sermón Kristine?

—¿Qué dirá tu padre de este comportamiento?

—Ha sido él mismo que me ha convencido de quedarme en su casa mientras reparan los problemas en mi apartamento, yo dije que podía quedarme en un hotel.

La mujer eleva una ceja ante el comentario del hijo de su esposo, Lukas era tan incorregible y arrogante. Sin embargo, ella no podía objetar mucho, a fin de cuentas, era el único hijo de su esposo.

—Por supuesto que no podíamos dejar que te quedaras en un hotel, sin embargo, no creo que sea prudente que vengas y tengas relaciones con la sirvienta.

—¿Quién ha dicho que yo me la he follado? —sonríe de medio lado, pasa a un lado de Kristine manteniendo la sonrisa.

—No quiero más espectáculos como esos, Lukas. Debes respetar esta casa.

—Por supuesto…

El rubio pensó que esa mujer era desesperante, quería darse de la dueña de todo solo porque era la esposa de su padre. Hace algunos años que su madre murió y su padre no tardo nada en meter en la casa a otra mujer.

Era evidente que el amor que sentía por su mamá le valía mierda, era increíble que se hubiera vuelto a casar y encima con esa mujer que era desesperante. Es que no entendía que esa casa también le pertenecía a él, pero ella se había adueñado de todo.

Únicamente se quedaba a dormir porque su apartamento era un maldito asco, a mala hora se vino a reventar una tubería inundando todo el maldito piso. Perdió todas sus pertenecías tan solo en dos días que estuvo de viaje.

Baja las escaleras a toda prisa, necesitaba llegar a su empresa. Tenía una reunión importante esa tarde, pero esa Margot sí que le quito tiempo.

[…]

Por la noche mientras que Kristine cena en compañía de su esposo guarda silencio, sin embargo, cree conveniente mencionar lo que su hijo estaba haciendo con la sirvienta. La casa no era un burdel para que Lukas estuviera follando con las sirvientas.

—Cariño, debo decirte algo importante —Oliver levanta la mirada para ver a su esposa.

—¿Qué ocurre?

Pero justo en ese momento que Kristine pensaba hablar con su esposo del tema, una de las sirvientas llama su atención.

—Disculpen, señora Verchot… —ambos miran a la muchacha, que casualmente era la misma que estaba follando con Lukas.

—¿Qué pasa? —responde la pelirroja algo irritada.

—Tiene una llamada.

—¿A esta hora? ¿De quién se trata? —frunce el ceño al mirar a su esposo quien también estaba ceñudo.

—Dice que es la Dana.

La pelirroja palidece de inmediato, su corazón comienza a latir con fuerza al escuchar el nombre de la persona que la llamaba. Luego voltea a mirar a su esposo quien estaba igual de asombrado que ella.

—¿Qué abra pasado? —pregunto intrigado.

—No lo sé, hace muchos años que no… —ella detiene sus palabras puesto que hace cuatro años que no sabía nada de su hija Dana —. Hace tanto tiempo que ella no me llama.

—Deberías atender su llamada —le aconseja su esposo posicionando una mano sobre la suya.

—¡Claro!

La mujer se pone en pie y camina hacia donde está el teléfono principal… al tomar la bocina siente un poco de nervios, pero al fin decide contestar la llamada.

—¿Dana?

—Hola ma…

—Hija, ¿Cómo… cómo… cómo estás? Hace mucho que no llamas, yo he llamado a tu móvil, pero no conecta, pensé que…

—Ya no uso ese número, ma…

La pelirroja guarda silencio ante la contesta fría de su hija, se le notaba que seguía muy enojada con ella.

—¿Qué ha pasado, hija?

—Debo decirte algo importante.

—Claro, dime lo que sea.

—¡Mi papá ha muerto!

La noticia de que su ex esposo había fallecido la tomó por sorpresa, no era posible que su hija le estuviera hablando en serio.

—Dana, ¿Qué estás diciendo? —toma el teléfono con ambas manos.

—Que mi papá murió, hace una semana —Kristine traga saliva sintiendo ganas de llorar.

—¿Qué fue lo que paso?

—Choco el coche —la madre escucha que a su hija se le quiebra la voz y siente tanto dolor por ella.

Kristine cierra los ojos puesto que su hija pasaba por un mal momento y ella no estaba a su lado para consolarla. Encima de que se encontraba demasiado lejos.

—Hija, lo siento tanto. Yo… ¿Qué puedo hacer?, no sé cómo hacer para…

—El choque de mi papá provoco un gran daño a una estructura, yo…—el corazón de Kristine se aceleró de inmediato —. Tuve que ceder los derechos de la casa y todo en ella para poder pagar los daños que causo el coche.

—¡Dana! —exclama preocupada.

—Si no se las entregaba a esas personas iba a estar en problemas.

La mujer cubre su boca con la mano, aquello no era bueno. Su hija estaba muy mal y a saber dónde estaba metida, no tenía un hogar.

—Dana, ¿Dónde estás?

—En casa de una amiga, pero ya no puedo quedarme más tiempo. Ma, yo necesito…

—Puedes venir a vivir conmigo, hija.

Dana aprieta la mandíbula al escuchar aquellas palabras, lo que menos deseaba era tener que ver a su madre, pero la situación por la que estaba atravesando no era fácil. Su amiga no podía seguir manteniéndola mientras ella conseguía otro empleo, ya que del último la despidieron.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo