Él es mío

Althaia

Solté un pequeño bostezo mientras me recostaba sobre Damiano, casi cerrando los ojos al sentirme cada vez más cansada hasta el punto de necesitar una siesta muy necesaria.

—¿Cansada? —preguntó, y asentí con desgana. Hemos estado comprando lo que parecía ser horas, bueno, al menos Aria...

Inicia sesión y continúa leyendo