Capítulo 20

Retrocedí rápidamente a pesar de mi tobillo lesionado, ignorando el dolor agudo que subía por mi pierna.

—Ni se te ocurra— advertí, mi voz baja pero firme. Mi lobo interior gruñó con satisfacción al ver el destello de miedo en sus ojos.

Te tengo, perra manipuladora, pensé, una fría satisfacción ex...

Inicia sesión y continúa leyendo