Capítulo veintitrés

Pero a medida que nuestra amistad florecía, mi corazón se encontraba enredado en una maraña de incertidumbre y miedo. Estaba atormentado por la duda, mi mente consumida por la inquietante pregunta de si mis sentimientos serían correspondidos. Ante este temor, oculté mis verdaderas emociones, esperan...

Inicia sesión y continúa leyendo