21. Caliente y agradable

CAPÍTULO VEINTIUNO

Nadia se sentó en silencio en el casi desierto restaurante, salvo por el anciano que dormitaba sobre su comida en la esquina. Sus ojos alternaban constantemente entre la entrada y su reloj de pulsera. Se preguntaba cómo estaría Sasha. A pesar de su alegría y naturaleza despreocupa...

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