Empaquetado

Michael

Con cuidado, aparto los fríos dedos de Matilda de mi camisa.

—¿Dónde está tu prometido?

—Ni idea —responde con suavidad, sus labios llenos curvándose en las comisuras—. No está por aquí, obviamente. Está manteniendo su distancia.

Quiero decir que no lo culpo. Hay algo en ella que me hace...

Inicia sesión y continúa leyendo