Tía Em

Emelda

—Gracias —digo, apresurándome casi corriendo mientras una sirvienta toma mi capa. El castillo está lleno de una energía nerviosa pero permanece en silencio, incluso las sirvientas caminan de puntillas, tratando de no hacer ruido.

Me quedé en Ravenfell para el nacimiento. Pasé toda la noche ...

Inicia sesión y continúa leyendo