Las heridas de la traición

Al ver la expresión sorprendida de Stella, Eric sonrió sin explicar el origen de la cámara y continuó:

—Sabes, esos viejos anticuados de la manada Sinclair nunca me dejarían ir. Así que me corté, y cuando lo vieron, sintieron lástima por mí y me dejaron ir.

—Mira esto.

Él agarró su mano y la llev...

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