Silencio entre nosotros

Taya estaba aterrorizada de ser tentada por él, sus puños apretados con fuerza, pero fingió no verse afectada diciendo —No quiero jugar más, vamos a casa.

Griffon la ignoró e intentó besarla, pero ella lo evitó, dejándolo con una pizca de decepción. Su seducción no funcionó, ¿qué debía hacer? Miró ...

Inicia sesión y continúa leyendo