Bajo el silencio

Griffon tenía la mente muy clara, y era precisamente por eso que le dolía la cabeza. Al verlo mirándola sin decir una palabra, Taya soltó suavemente la mano con la que le estaba acariciando la cara.

—¿Qué te pasa?

Sus rasgos eran muy marcados, y cuando estaba en silencio, parecía una escultura, ba...

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