Corazones que casi se dejan llevar

Harper giró la cabeza y miró a Edith, quien estaba apoyada contra la barra junto a ella. Las dos estaban en un amplio apartamento, con solo las luces cálidas del área de la barra encendidas. Unas suaves luces cálidas brillaban sobre sus cabezas, emitiendo un resplandor acogedor.

—¿Estás hablando de...

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