Una mentira demasiado tierna para rechazarla

Cuando Taya se quedó en silencio, Silas le dedicó una sonrisa despreocupada. —¿Vienes hoy por mi depresión?— preguntó suavemente.

Ella dudó sobre cómo responder, pero Silas tomó la iniciativa de cambiar de tema, evitando que se sintiera demasiado incómoda. No quería realmente que Taya lo supiera, p...

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