INQUIETO

Sus manos aún sostenían el dobladillo de su vestido. Al juntarlas, las levantó ligeramente, subiendo su falda con ellas. Y allí, a un metro de su cara, estaban las bonitas bragas negras y rosas de Belle, asomándose por debajo de su falda.

Congelado, él miró sus caderas y muslos delgados, y el suave...

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