La idea

El bolígrafo golpea la mesa.

—Si me permites...— Levanto la mano rápidamente.

—No te lo permito, Darius.

Él se ríe ligeramente.

—Solo estaba...— Mi mano cubre su boca.

—¡No!— Entrecierro los ojos mirándolo, observando el humor en su rostro. Al bajar mi mano, su boca se abre y gimo.

—Eso es nue...

Inicia sesión y continúa leyendo