Malos sentimientos por las hamburguesas

—Oye, Kay? —susurró Seph, empujando suavemente a Kayla. Las dos estaban juntas, medio dormidas todavía en la cama de Kayla.

—¿Sí, amor? —respondió ella, girándose para mirar a Seph.

—Escuchaste que los ancianos están obligando a tu hermano a marcarme, no quiero tener que hacerlo en público, pero n...

Inicia sesión y continúa leyendo