Mi compañero

Seph estaba aturdida, todavía viendo estrellas y luchando contra el tirón de la inconsciencia. El dolor de ser llevada sobre el hombro de este Neandertal con costillas rotas era inimaginable. Seph ni siquiera notó las tijeras en su mano hasta que comenzó a cortar sus pantalones, sus zapatos ya estab...

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