Besé a una chica... ¡y me gustó!

Seph estaba sentada en un rincón bien escondido de la biblioteca. Sus costillas finalmente se habían curado lo suficiente como para sacarla de su habitación y llevarla a la biblioteca. Lo había intentado antes, pero el dolor era demasiado, alertando a Theo, quien venía y la llevaba de vuelta a la ca...

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