Capítulo 165

Nora jadeaba donde estaba, a unos pocos metros de distancia. Era una vista mórbida: todos los cuerpos esparcidos, algunos en pedazos y otros como muñecos, podrías pensar que solo estaban dormidos.

El olor a descomposición se elevaba en nubes; mis ojos no podrían ver en otro tono que no fuera rojo po...

Inicia sesión y continúa leyendo