Capítulo 42

Pateé y grité, mi voz era más fuerte que nunca y llenó los pasillos del palacio con un eco que despertaría a los muertos, pero ni un sonido salió de mis labios.

Mis palmas ardían por mis uñas que se clavaban en mi piel y golpeé el aire apuntando a su rostro esculpido. Él me miraba. Yo lo miraba. Y m...

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