Capítulo 45: Cuando la sangre llama

—Me siento ridículo —gruñó Elric, sus pensamientos enredados con vergüenza y frustración.

—Es la única manera de evitar que se caiga. Es un viaje largo y tengo la sensación de que no le gustaría colgar de tus garras como un ratón de campo atrapado por un búho —dijo Æðelfrið con una sonrisa. Elric g...

Inicia sesión y continúa leyendo