La única salida

Antes de que pudiera reaccionar, él de repente la dejó, salió de la habitación y de la casa. Pronto, escuchamos su coche salir a toda velocidad del estacionamiento. Y finalmente pude respirar aliviada.

—Mamá, ¿estás bien? —pregunté. Ella giró el cuello dos veces y tosió.

—Sí, lo estoy. ¡Le di un p...

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