Princesa de las bestias

Cada paso estaba custodiado por un soldado de Drinealia. La saludaban con la cabeza inclinada y el puño derecho presionado sobre el corazón mientras ella pasaba. Le recordaba a su infancia cuando solía correr por los pasillos del Castillo de Drinealia. El soldado se detuvo frente a una puerta al fin...

Inicia sesión y continúa leyendo