Capítulo 30

La conciencia se desliza lentamente en mí. Abro los ojos y me encuentro en una habitación completamente oscura. Intento moverme, pero mis manos están atadas a mi espalda junto con mis piernas. Trato de mover la cuerda, pero está fuertemente atada. Para empeorar las cosas, mi boca también está amorda...

Inicia sesión y continúa leyendo