Veintiocho

CAPÍTULO VEINTIOCHO

El Observador

En cuanto regresamos, Dylan empieza a cerrar con llave las puertas y ventanas. Intento ayudar, pero él gruñe y me agarra la muñeca, no dejándome alejarme de su lado.

Lo sigo hasta que toda la casa está asegurada. Finalmente, Dylan parece relajarse un poco, pero s...

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