Treinta y ocho

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

—¿Crees que podrías escapar?— El aliento caliente de Daniel caía sobre mi cuello.

Una cosa era segura, no me importaban las consecuencias de mis acciones y no me disculparía por ello.

Inhalé bruscamente la brisa, girándome hacia él con una mirada indiferente.

—Di lo que q...

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