Náuseas matutinas

—Stella, Stella, Stella.

—Mmmm. Cinco minutos más.

—Stella, vamos, despierta. Todo lo que sentí fueron dos manos muy suaves posándose en mis hombros, sacudiéndome suavemente.

Finalmente logré abrir los ojos y me encontré con unos enormes ojos azules mirando fijamente a los míos, verdes. Para mi a...

Inicia sesión y continúa leyendo