44.

—Becca protestó cuando saqué mis dedos de ella, haciéndome sonreír con picardía.

—¿Tienes prisa, amor?— levanté mi rostro por un segundo, reflexionando sobre la ironía y haciendo que ella pusiera los ojos en blanco en respuesta, antes de intentar provocarme mordiendo su maldito labio inferior.

Met...

Inicia sesión y continúa leyendo