Epílogo

Un año y nueve meses después...

Aitana.

Me ardían los tobillos. Tuve que escoger un vestido hasta el suelo, para disimular los moratones que me habían dejado las esposas en los tobillos.

Ash había instalado un cuarto para follar, básicamente, en el despacho del club.

April no nos dejaba hacer...

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