Capítulo 200

Hannah

—Todavía tan malditamente mojada —observó, rodeando mi entrada—. Tu coño nunca me miente, bebé. Siempre húmedo y listo para mi verga.

Dos dedos se adentraron en mí sin previo aviso, curvándose para alcanzar ese punto que debilitaba mis rodillas. Me apoyé contra la ventana, mis palmas pl...

Inicia sesión y continúa leyendo