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—Te vi a ti y al rey esa noche. En sus aposentos. En el suelo. Abrazados, dormidos —llegó por fin la calmada respuesta.

Danika no tuvo que pensar mucho para que la imagen mental apareciera. Cuando lo hizo, su sangre se heló. Recordó su noche íntima con el rey.

—Oh... —murmuró Danika, culpable.

No...

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