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Mucho después del amanecer, Vetta yacía en su cama mirando por la ventana. Sus ojos estaban hinchados y no le quedaba fuerza en el cuerpo.

Había estado llorando todo el camino desde Mombana hasta Salem, durante toda la noche. Las disculpas de Danika la habían tomado por sorpresa. Fue tan inesperado...

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