Capítulo 11
Abrí la boca, queriendo decir algo, pero no pude encontrar mi voz.
Sentí un sudor frío en la espalda.
—¿Esta es tu... mamá? —le pregunté, sin poder creerlo.
—Sí, mi mamá es cien veces más bonita que tú —dijo orgulloso, levantando la foto.
De repente, ya no tenía ganas de discutir con él.
No podía entender cómo él podía ser el hijo de mi hermana.
Aún más, no podía comprender que la exesposa de Brian fuera mi hermana.
Quería saber más sobre esta respuesta, pero mis pensamientos estaban por todas partes, un desastre.
Sentía como si mi alma hubiera sido drenada.
De vuelta en casa, el ánimo de Daniel finalmente mejoró un poco. Su tía lo llevó a lavarse, y yo me acosté en mi habitación, todavía en shock.
Pensé en muchas cosas.
Pensé en mi abuela diciéndome que mi hermana se fue a vivir a Inglaterra con nuestro papá.
Pensé en mi mamá, que se preocupaba por mi hermana a quien nunca había conocido, cuando la llevaban al quirófano.
Pensé en Brian, que me pidió que me casara con él sin siquiera conocerme bien.
Pensé en las maestras del jardín de infantes diciendo que Daniel se parecía a mí.
¿En qué se parece a mí?
Soy yo quien se parece a mi hermana.
Incluso dudé cada vez que Brian me hablaba con una voz tierna de la nada, si era para mí o para mi hermana.
También dudé si cada vez que mi mamá se emborrachaba y lloraba, diciendo que me extrañaba, me confundía con mi hermana.
Entonces, ¿qué hay de mí? ¿Cuál es el significado de mi vida?
¿Soy un accidente, o un sustituto temporal, una sombra?
Este mundo es demasiado increíble.
Cuando Brian me envió un mensaje en WeChat por la noche, tenía muchas preguntas en mi corazón.
—Dani... Daniel
—¿Dormiste?
—Sí.
—¿Pasó algo hace un rato?
—Solo tuvo un pequeño berrinche.
—Sí.
Su comunicación conmigo cada noche se limitaba a preguntar por el niño.
Yo era como un robot que él había contratado, informándole todo.
Pensé que iba a terminar ahí.
—Voy a una exposición de bolsos de diseñador mañana, mándame una foto de tu bolso favorito.
Pensé por un segundo y sonreí de nuevo.
Mira, él y yo solo tenemos una relación de transacción.
Cuando soy obediente, él generosamente me da dinero.
Cuando me porto bien, incluso quiere comprarme un bolso.
Soy solo una de sus muchas mujeres, y la más barata de todas.
—No, estoy cansada, me dormiré primero.
Por primera vez, respondí a su mensaje fríamente.
Después de perseguirlo durante tantos años, ya había tenido suficiente, terminando con nada y teniendo que cuidar a su hijo y al de mi hermana.
Había sufrido lo suficiente, ¿todavía necesitaba tolerar su trato frío?
Que se destruya todo, ya no lo haré más.
Después de enviar el mensaje, me limpié las lágrimas, lloré mientras me duchaba.
Cuando había llorado lo suficiente, me quedé profundamente dormida con la cabeza cubierta.






















