Capítulo 352

Ahora era el turno de Adelaide para actuar.

Sus dulces palabras fluían como un río, halagando al hombre hasta que este sonreía de alegría.

El hombre, claramente complacido, dijo —Viendo lo sensata que estás hoy, te perdonaré la vida. Volveré por ti mañana.

Con eso, se fue.

Cuando la puerta se ce...

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